MI ÁRBOL

Este árbol no tiene sombra, no da sombra digo, bueno a escala humana, deben existir varias hormigas y cientos de organismos microscópicos felices y agradecidos haciendo su vida debajo de sus hojas minúsculas, porque todo en mi árbol es minúsculo, su pedacito de tierra, el reino donde extiende sus raíces, su raíces pequeñas que absorben las pocas gotas de agua que necesita para alimentar su existencia.

Mi bonsái de clorofila excitada en las mañanas, a pesar de su escasa estatura se eleva al cielo como un flamboyán florido, sus ramas, sus hojas, buscan las alturas, buscan el sol que las alimenta y les da la vida. Su madera fina no es estaca de guayacán, pero tiene la fortaleza para sostener mis sueños que sobre sus ramas se posan.
Árbol de numerables y contables hojas, cada una de ellas te hace falta, no puedes derrocharlas dejándolas caer como hacen tus hermanos mayores, como hacemos nosotros con los días del año, cada hoja para mi árbol es tan vital como cada uno de mis días, pero quizás El tenga más conciencia que yo de eso, de la importancia de cada hora en mi calendario.

Aquí en su pequeño mundo pasa horas felices sin echar hondas raíces, su tronco verde y negro sostiene su pequeña humanidad, nadie rayará corazones en El, nadie escribirá promesas de amor, mejor así, los amores eternos duran hasta que se acaban, y no quiero en mi árbol promesas vanas.