En el año 2004, y bajo el mismo sello que grabó a su banda timbera en los 90s, Lazarito Valdés lanza un trabajo musical alucinante, sin sus alucinantes coros timberos, pero con la timba transformada en Latin Jazz. Lázaro Moisés Valdés Rodríguez, Lazarito Valdés, nació para la música, no se le ocurrió hacer otra cosa desde que tuvo uso de razón, seguir con la tradición, dejarse llevar por lo que dictaban sus genes, lo que le heredó a su padre Lázaro Valdés, pianista del Benny Moré, y lo que heredó también de su abuelo y de su tío abuelo el gran Vicentico Valdés. De tal Palo Tal Valdés, un desborde de piano y de jazz afrocubano contemporáneo, libertad absoluta a los instrumentos sin perder la línea melódica que traza cada composición.
El cumbanchero arranca con el bajo acelerado de Osmany Diaz Gil como si se tratara de la voz del rey Maelo, y le da al disco una velocidad que se conserva podría decirse que no solo en este tema sino en todo el trabajo. Rodney Barreto en los drums se siente igual con la adrenalina en sus baquetas que en conjunto con el Bajo y el solo de piano de Lázaro le dan a este disco un remozamiento mas que merecido por ser uno de los clásicos de la música latina.
De paso por Berlin, de la autoría de Lazarito, donde se destacan más los vientos, de Carlos Valdés en el Saxo Tenor y Ray Olivera en la Trompeta, es un latin Jazz homenaje a esa ciudad Europea donde también se hace la Mezcla y Masterización del disco; explora aquí Lazarito no solo el piano sino diferentes sonoridades de los teclados.
El inicio de Carcasés a Bobby nos recuerda ese clásico del latin jazz Gandinga, Mofongo y Sandunga del pianista Frank Emilio Flyn; composición de Lázaro Valdés dedicada a Bobby Carcasés, donde convierte el Carcasés en un sustantivo melódico, y donde se explaya Lázaro en un solo fantástico en los teclados y en algún momento indeterminado del disco frena su velocidad y entran las trompetas de Ray Olivera y Mairel Rojas con un aire nostálgico.
La Balada para Yanet, autoría de Lázarito Valdés, a pesar de no ser un ritmo de mi gusto, suena muy bien arreglada, y se destaca el solo frenético de Saxo de Carlos Valdés.
Piano para papá, composición de Lázaro Valdés, es dedicado a su homónimo padre, un disco minimalista ya que Lázaro es acompañado únicamente por las congas de Duniesky Barreto, con un solo de piano que nos recuerda que Lazarito también es hijo de las influencias heredadas de Afrocuba, Irakere, Chick Corea y Herbie Hancok.
Suena sabrosa la versión contemporánea de Mambo Influenciado, un estándar del Jazz compuesto por Chucho Valdés, donde se mezclan solos de vientos, dos trompetas y dos saxos, y los teclados alucinantes de Lazarito Valdés.
Lázaro Moisés Valdés dedica este disco a toda esa herencia musical que le ha dejado su familia, y también a otro Valdés que “aunque no de la misma sangre, ha podido contar con El, desde niño, con su amistad, con sus consejos”, el maestro Chucho Valdés.
