Paquito y su nuevo hijo: Frankly


Este disco se nos quedó por fuera en el conteo del 2009, aunque advierto que no es precisamente una apología al barrio y a la salsa brava. Es un trabajo de latin jazz muy sentido y con muchos matices para saborear.

Paquito Hechavarria aunque un excelente pianista y jazzista por excelencia nunca ha sido un músico de culto, de hecho la obra de este reconocido interprete cubano ha estado fuertemente ligada al catalogo de los Estefan y a todo el elenco de estrellas cubanas del exilio radicadas en Miami: Jon Secada, Rey Ruiz, Willy Chirino, Albita Rodríguez y por supuesto Gloria Estefan. Su único intento por sonar en nuestra camaleónica radio colombiana fue a través de una pieza de salsa romántica en la voz de Rey Ruiz llamada Piano, pieza que da título a su producción grabada en 1994 para Sony Music. De aquella obra los bares y lugares de melómanos, sonaron Ligth My Fire y Just The Two Of Us.

En esta producción si mal no recuerdo, interpretó el bajo el gran Salvador Cuevas y el Guagua Rivera, algo que sorprendió a los conocedores al ver también la participación del gran Edwin Bonilla, Cheito Quiñónez y hasta Ed Calle y Dana Teboe, dos infaltables en cualquier producción de Miami. El álbum, producido por Rey Nerio en lo personal me llevó a reflexionar sobre lo que sucede cuando la música se produce bien. Lo digo no porque tenga autoridad para cuestionar su calidad musical, esto es algo que no pongo en duda, si no porque además descubrí que un disco de jazz latino o cualquier otra cosa, cuando lo apadrinan figuras estelares de Miami, su impacto puede ser superior y hasta alcanzar nominación al Grammy y alcanzar una etiqueta de latin jazz mas bien “comercial”.

Pasaron casi 15 años para que volviera a tener en mis manos un disco de Paquito, confieso que lo compré después de ver que el disco se había grabado en The Studio de Nueva York producido por Fernando Trueba en Calle 54 Records de la mano del gran Nat Chediak, con músicos de la talla de Andy González (contrabajo), Danis Prieto (batería), Pedro Martínez (percusión), Phil Woods (saxo alto), Brian Lynch (trompeta) e Ileana Santamaría (coros). Una nomina de músicos que me sorprendió y me llevo a pensar que Paquito estaba en otros rumbos de la mano de productores que han sorprendido en otros momentos por la calidad de sus obras.

El disco titulado Frankly en honor al gran Sinatra logra un excelente sonido, mezcla y producción, algo que permite alcanzar su objetivo, introducir legendarias melodías del cancionero del gran Frank Sinatra en una atmosfera cubana, algo jamás imaginado ni por el mismo Norman Granz en su gran época en el sello Verve. Paquito por su parte hace lo suyo, nunca ha sido un showman que sorprenda por maromas, excesos y pirotecnias en la ejecución, así que en este disco, apenas para su estilo, su ejecución transcurre tranquila y muy sentida; no se por qué pero los pianistas de su generación impactan por la tranquilidad que le imprimen a su interpretación y la cadencia pausada de su toque. Esto traducido en música se resume en una sola palabra: sabiduría. La misma que tiene Bebo, Rubén González o el mismísimo Lecuona.

No entraré a cuestionar o recomendar canciones porque pienso que la simpatía con el corte que más le impacte al oyente depende de muchas variables, entre ellas: el equipo donde uno lo escuche recién destapado, la mujer que lo acompañe en ese momento y el trago que uno esté tomando mientras el disco transcurre. Los discos finalmente son así, por eso prefiero escucharlo con calma y digerir esta nueva faceta de Paquito “erudito” no vaya a ser que termine diciendo que es el disco del siglo cuando apenas el álbum logre modestamente sorprender a melómanos y coleccionistas, quienes finalmente tienen la palabra..

Apoyo lo que dice el mismo Paquito en una entrevista para un medio en España “es el mejor disco de mi vida” estoy de acuerdo amigo, no conozco los demás pero me quedo con tu nuevo hijo Frankly.

Dejamos para tu disfrute un download con un par de temas de Paquito Hechavarría.